La huerta de Altea

El entorno que habitamos se encuentra en continua transformación, es el resultado de miles de años de relación entre los procesos naturales y las actividades humanas. El entorno rural de l’Horta de Altea nos ofrece el testigo de un modo de vida casi inalterado que permanece en sus quehaceres, las suyas costumbres y su paisaje. Las rutas de “Caminos de Altea” son una invitación a conocer este patrimonio histórico y recorrer sus caminos y disfrutar de su historia.

Patrimonio histórico y etnología de la huerta de Altea

El valle del Algar – Guadalest, producto de grandes transformaciones geológicas, fue el escenario sobre el cual Íberos, romanos y andalusís fueron construyendo el paisaje. Pero fue la refundación de la Vila de Altea en 1617 uno de los hitos históricos que condicionó el actual entorno rural alteano. Desde este momento la población fue lentamente labrando y colonizando de nuevo todo este espacio agrario, creando con el tiempo pequeñas agrupaciones de casas. Con el esfuerzo de los vecinos estos enclaves habitados fueron ordenando el territorio; nacieron caminos, acequias, eras, huertas, bancales… Desde el siglo XVII ya aparecen las denominadas partidas; nombre que reciben cada una de las demarcaciones rurales en las cuales se articula todavía hoy todo el término municipal.

Andando o en bicicleta podrás visitar ermitas, árboles monumentales, antiguos molinos harineros, acequias centenarias, villas y masías, así como disfrutar del paisaje rural alteano.

Flora y fauna de la huerta de Altea

En un ambiente tan humanizado como el actual, el medio rural tiene un papel esencial en la conservación de la biodiversidad al conectar los espacios naturales y actuar como corredores de fauna, contrarrestando así la fragmentación de los hábitats y actuando como pequeñas reservas.


Además, existe una estrecha relación entre el entorno agrícola y las comunidades de fauna que habitan en el río o en los bosques: los cultivos ofrecen lugares frescos y refugio, así como diversidad de lugares donde reproducirse; al mismo tiempo muchasaves insectívoras y murciélagos combaten las plagas de forma natural convirtiéndose en grandes aliados de los agricultores. El abandono de la agriculturay la creciente presión urbanística son a día de hoy las principales amenazas de este patrimonio natural y cultural que hay que poner en valor.

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